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El Choque Cultural como Proceso de Duelo

El duelo es la reacción natural ante la pérdida de un objeto o evento significativo, Se trata de una reacción principalmente emocional y comportamental en forma de sufrimiento y aflicción, cuando el vínculo afectivo se rompe. Un factor importante que influye en la adaptación del individuo en el Choque cultural a la nueva cultura, es su capacidad para elaborar un duelo, ya que el inmigrante pasa por etapas de duelo y de cambio. Josefa Achotequi dice: “Duelo es un proceso de reorganización de la personalidad que tiene lugar cuando se pierde algo significativo para el sujeto. El inmigrante elabora un duelo por que esta perdiendo contacto con la familia, amigos, lengua materna, cultura, paisajes, tierra, clima, posición social, contacto con su grupo étnico, en ocasiones perdidas del nombre y un poco de la identidad”.
A parte comenta que sí, las consecuencias de la inmigración pueden ser profundamente dolorosas y confusas, pero si aunado a esto, la persona ha tenido una separación física o emocional con la madre, en su primer contacto, en el momento del parto a una temprana edad (que pudo dejar una huella mnemica), la persona lleva una sensación de vacío, alineación, aislamiento, inseguridad y al encontrarse en una tierra ajena, estos sentimientos se incrementaran y la persona se puede sentir mas desorientada y aislada o traumatizada. Bajo estas circunstancias las personas al perder todo lo anteriormente mencionado pueden experimentar el abandono que una vez vivieron y esto los puede hacer sentir como si estuvieran perdiendo la conexión con sus raíces, con esa base de la que se identificaron en una primera etapa.
© Psicologos.de: Psicólogos psicoterapeutas trabajando unidos para el inmigrante en el Choque Cultural .

Freud – “Duelo y Melancolía”

Sigmund Freud (1917/1957), con “Duelo y Melancolía”, fue el primero en elaborar una teoría del duelo clara y sólida. Afirmaba que el sufrimiento de la persona en duelo es debido a su apego interno con la fallecida. En este trabajo Freud también sostenía que el objetivo del duelo es separar estos sentimientos y apegos del objeto perdido. Como resultado de un proceso de duelo el Yo queda liberado de sus antiguos apegos y disponible para vincularse de nuevo con otra persona viva. En este caso seria vincularse una vez más con su nuevo entorno cultural que es su entorno vivo y activo, es decir el entorno cultural anterior esta solo en el recuerdo del sujeto y por tal es parte del pasado y es pasivo. Caracteriza a la melancolía como “duelo por la pérdida de la libido “, planteando lo siguiente:

“El afecto correspondiente a la melancolía es el del duelo o la aflicción, es decir, el anhelo de algo perdido. Por consiguiente, en la melancolía probablemente se trate de alguna pérdida: una pérdida en la vida instintiva del propio sujeto”. (Freud, S., Escrito p.687)

Los duelos tienen también un componente narcisista importante (pérdida narcisista), ya que con las pérdidas significativas que se van teniendo a lo largo de la vida se pierde parte de si mismo. Se ha puesto tanto de si en el "objeto" amado, que cuando éste ya no está, parte de uno mismo se va también.

Ante cualquier cambio a lo largo de la vida se presentan los procesos de duelo, mientras la sociedad nos prepara para anticiparnos al proceso nos avisa de que el duelo puede ser una vivencia prácticamente orgánica, nadie explica lo que el cuerpo, la mente, el corazón y el estomago experimentaran. Algunas de estas respuestas emocionales pueden ir desde la depresión, rabia y vacío existencial.

En “El Camino de las Lagrimas”. Jorge Bucay menciona “el duelo es el proceso normal de elaboración de una perdida, tendiente a la adaptación y armonización de nuestra situación interna y externa frente a una nueva realidad” (Jorge Bucay 2005 ) y completando esta definición esta la definición de Silvia Salinas (Salinas,2005:20), donde menciona “Duelo es un proceso y esa palabra reúne dos conceptos fundamentales: el de cambio y el de tiempo, elaborar un duelo no es olvidar lo perdido, ni desperdiciar lo que esta ausente…es hacer conciente lo que dejo en mi aquello del pasado y agradecer a la vida haberlo encontrado, haberlo vivido, elaborar un duelo no es hacer desaparecer la cicatriz, es encontrarme con ella, acariciarla y darme cuenta que ya no me duele al tocarla”.

Los antropólogos que han estudiado sociedades, culturas y reacciones ante las perdidas, dicen que es casi universal el deseo de recuperar lo perdido y la impotencia de no lograrlo genera síntomas físicos. El DSM-IV Manual Diagnostico y Estadístico de la asociación psiquiátrica americana sugiere: Como parte de su reacción a la perdida, algunas personas afectadas presentan síntomas característicos de un episodio depresivo mayor (por ejemplo, sentimientos de tristeza y síntomas asociados como insomnio, anorexia o perdida de peso). La persona en proceso de duelo valora el estado de animo depresivo como un factor “normal” aunque puede buscar ayuda profesional para aliviar estos síntomas (DSM-IV,1994)
Con esto se puede entender que el duelo es el proceso de adaptación al cambio de todos los aspectos de la vida con los que se ha creado ciertas identificaciones en cada etapa de la vida. Es decir un duelo es la perdida de algo que crea una afección en nosotros, no es solo la perdida de un ser querido o de una relación. Es la perdida de cualquier cosa; trabajo, propiedades, estatus social hasta la perdida de la Cultura.
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Identificación y Duelo

Freud describía la identificación como un resultado patológico de la pérdida, el proceso de identificación tiene relevancia para el duelo.

Baker conceptualiza el duelo como un proceso de transformación en vez de como un proceso de desapego. Explica que el proceso de transformación interna al que se refiere, afecta tanto a las imágenes del mundo interno del self como del objeto de la persona que está en duelo.
Baker considera que la transformación de las relaciones de objeto requiere un proceso de separación-individuación en que ciertos aspectos del self tienen que desligarse de la imagen objeto.

Este proceso puede producir distintos efectos. Habitualmente se da un cambio en la auto imagen resultado de las identificaciones con ciertas cualidades de la persona fallecida que son internalizadas como identificaciones del súper yo o del yo ideal (Loewald, 1962; Meissner, 1981; Schafer, 1968). También se transforma la relación interna con el objeto de amor fallecido, en el sentido que la persona afligida tiene que reevaluar tanto su propio papel en la relación como el de su pareja (Hororwitz, 1990).

De pronto el imaginar ser arrancado de las raíces, la magnitud de lo que implica este hecho, aún cuando ésta situación haya sido motivada no por fuerzas externas sino por decisión propia. Ciertamente éste es uno de los cambios más radicales que se puede vivir, pues esta es una experiencia de separación, de pérdida a nivel existencial. Esta "pérdida del objeto" como es llamada en psicoanálisis, se aplica a: 1) la pérdida de un objeto de dependencia o de cariño, 2) la separación de un medio ambiente acostumbrado tanto social como interrelacional, o 3) pérdida de pertenencias, tanto de objetos materiales externos como también de aspectos de posición social, rol materno, etc.

La experiencia de separación o de pérdida significa que uno tiene que atravesar el proceso emocional del duelo, pudiéndose así aceptar la pérdida y sobrepasarla.; aquí se resalta el aspecto emocional, pues no es una tarea intelectual superficial. La labor del duelo, llorar y lamentar la separación es algo necesario y normal para todos; al atravesarlo y superarlo se llega a una nueva madurez, sin embargo es también un proceso largo y doloroso. El vestir de luto durante un año simbólicamente es una costumbre muy sabia pues reconoce cuanto tiempo se requiere para atravesar un duelo, para aceptar la pérdida de alguien o algo querido.

Según Freud este es un proceso psicológico en el cual uno tiene que experimentar el dolor que surge cuando uno sigue apegado al objeto en la fantasía interna aunque en la realidad el objeto ya no existe, es vivir a un nivel emocional los sentimientos que surgen uno a uno en el transcurso hasta que finalmente uno pueda abandonar el sentimiento de apego que existe hacia el objeto. Es propiamente después de vivir este proceso que uno puede aceptar la pérdida, recobrando así las energías necesarias para vivir el presente activamente con miras a un futuro. Solo a través de la aceptación al cambio que se genero es que se puede reestablecer una nueva armonía identitaria, es decir un sentido de identidad tanto positivo como firme que puede lograrse cuando uno atraviesa y supera este proceso.
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